Una reflexión preciosa #CrianzaConsciente #Socializacion #Generos #Identidad #Crecimiento #Diversidad #Respeto y #Amor
Hace unas semanas Diego me preguntó si podía regalarle vestidos.
Le contesté que qué tipo de vestidos quería (si quería disfraces o sí los quería para estar por casa) y me dijo que quería vestidos normales para salir a la calle.
No sé si recordaréis el tema de los pendientes, pero en ese momento yo escarmenté con la lección que me dio.
Así que, esta vez, le dije que sí, que cuando fuéramos a comprar la ropa del cole, le compraría un vestido.
Se puso feliz.
Siendo sincera, cuando me dijeron a las 12 semanas de embarazo que estaba gestando un niño, nunca pensé que seis años y medio después iría a comprarle vestidos.
Pero Diego me enseña constantemente a desdibujarme.
A deconstruirme.
Con él aprendí que la vida no es blanco o negro.
Que hay verdes, naranjas y amarillos por todos lados.
Así pues, hace unos días le comenté esto a una amiga mía que ve a Diego a diario, y ella le preguntó al niño: «Diego, quieres que te regale yo un vestido esta semana?» y él, contento de la vida y con una sonrisa le dijo que sí.
De este modo ayer, antes de irnos de compras, estuve hablando con él.
Ya que somos conscientes de que algo tan simple como ponerse un trozo de tela que le gusta, puede desencadenar en alguna mirada o incluso en alguna burla.
Y ya sabéis que coartar su libertad no entra en nuestros planes, porque sabemos que un vestido no es nada malo.
Y porque poniéndoselo no hace daño a nadie, todo lo contrario, es algo que él desea, que a él le gusta.
Así que le conté que actualmente los escoceses siguen llevando kilt (la falda), aunque ya sólo lo hagan en bodas y eventos.
Que los marroquíes también llevan la chilaba con total normalidad.
También hombres y niños siguen usando el kimono o la yukata en Japón.
En India los hombres visten el dhoti.
El Polinesia visten el salong.
El África Occidental el shariki.
La fustanela en Grecia o Albania.
¡Hasta los sacerdotes usan sotanas!
Y de esa manera le expliqué que aunque la ropa, de algún modo, puede definir la personalidad de quien la viste, esa misma personalidad no debe cambiar si alguien le dice algo. Porque la ropa es ropa, algo material que no tiene género, aunque algunas personas se empeñen en pensar que sí.
Y poco más que añadir, ayer fuimos a comprarle un vestido y al final se llevó tres.
Cuando él, que nunca me pide nada me dijo «mamá, si tú no me los puedes comprar, yo cojo dinero de mi hucha» comprendí es algo que le hace feliz de verdad.
Y no tiene nada que ver con querer ser niña, niño o niñe, al menos así lo dice él.
Con lo que sí tiene que ver es con dejarle volar y hacer que se sienta seguro.
Y es por eso que quiero pediros una cosa desde la visibilidad que tengo en este sitio.
Y es respeto.
Hay mil formas de educar a los niños, pero el respeto debería de enseñarse siempre lo primero.
Solo así, cuando un niño decida vestir como le gusta, llevar el pelo que le gusta o jugar con lo que le gusta...
No lo hará con vergüenza.
Porque no habrá nada de lo que avergonzarse.
Y por suerte, eso Diego lo sabe bien. ... See more